Apoidea

Breve ópera hexagonal

Una princesa… un reino… un destino.

viernes, mayo 30

Nueva temporada de Apoidea, ahora en el Centro Cultural del Bosque.

Todos los sábados de junio a las 13 horas en la Sala Xavier Villaurrutia del CCB.


Apoidea, breve ópera hexagonal
junio 7, 14, 21 y 28, 13 horas
Sala Xavier Villaurrutia
Centro Cultural del Bosque
(Paseo de la Reforma y Campo Marte)
Boletos en Ticketmaster al 5325 9000

sábado, abril 19

Estreno mundial de la ópera Apoidea

Una versión infantil de la "breve ópera hexagonal" fue estrenada con gran éxito de público en el Festival del Centro Histórico de México (FMX), la celebración cultural más importante de esta ciudad


lunes, abril 30

Video promocional de Apoidea

Aquí está el trailer promocional con algunos fragmentos de la ópera (para verlo en alta definición -muy recomendable- clic aquí).



Apoidea Teaser (español) from jomi music on Vimeo.

martes, abril 26

sábado, abril 23

Apoidea. Una sinopsis.

La obra representa la tragedia de una reina que incluso desde antes de nacer ya se encuentra predestinada a asumir una misión que no ha elegido, viéndose enclaustrada en su palacio con una vida que, si bien no carece de ningún lujo o privilegio, se limita simplemente a parir para garantizar la continuidad de su linaje y del orden social establecido.

Apoidea es el nombre de la familia de insectos himenópteros a la que pertenecen las abejas y la historia que cuenta la ópera se basa precisamente en lo que de verdad ocurre dentro de la Naturaleza, reconstruyendo y personificando las etapas más importantes y significativas de la vida de una abeja reina, vida que tiene todos los ingredientes de una tragedia.

Nada más nacer la reina debe matar a sus hermanas para acceder al trono. Suena macabro, pero sin embargo la reina no deja de ser una víctima, puesto que no tiene otra alternativa: si ella no mata a sus hermanas serán sus hermanas quienes la maten a ella.

Así comienza la vida de una reina, a la que no le faltará ninguna atención por parte de sus súbditos, pero que se verá abocada a un encierro permanente, pudiendo salir al exterior una sola vez en la vida, cuando le llegue la hora de aparearse en una danza nupcial fruto de la cuál comenzará a parir, sin dejar de hacerlo y sin hacer otra cosa hasta el final de sus días. Y cuando esto ocurra, nada habrá importado, puesto que una de sus hijas ocupará el trono que ella deje vacante y la historia se repetirá así una vez más como lo ha venido haciendo una y otra vez desde el comienzo de los tiempos.

Licencia Creative Commons
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Acerca del libreto: la Tragedia de una Reina.

Con Apoidea tuve la oportunidad de expresar una idea que siempre me ha rondado en la cabeza: ¿hasta qué punto ocupar el trono de alguno de los reinos que aún persisten en las sociedades occidentales es una suerte y no una condena?

Está claro que los miembros de las familias reales tienen la vida asegurada, gozan de muchos privilegios, inalcanzables para sus súbditos, nunca tendrán ninguna carencia, y todo ello a cambio de... nada. Sólo por el mero hecho de haber nacido. Pero a esto cabe también una segunda lectura. Un príncipe o una princesa, sólo puede aspirar a ser un rey o una reina. Desde que nacen sus destinos ya están preconfigurados, mientras que el resto de los mortales, sin embargo, nacemos con todo por hacer y somos responsables de nuestro destino, el resultado de nuestras decisiones. Luego, podría razonarse que el trono sí tiene un precio y éste no es nada barato, pues se trata ni más ni menos que de la libertad.

Para ilustrar esta idea me pareció adecuado recurrir a la naturaleza, concretamente a los apoideos, familia de insectos a la que pertenecen las abejas. Y es que la vida de una abeja reina tiene todos los ingredientes para una tragedia. A diferencia del resto de sus hermanas obreras, las larvas de las candidatas a reina son alimentadas con jalea real. La primera en nacer debe enfrentarse a la dura misión de asesinar al resto de candidatas al trono, a sus propias hermanas. No tiene elección, es matar o morir, y esa primera acción obligada la convierte en reina. Luego, algún día, llegará el turno de reproducirse para garantizar la continuidad de la colonia. Será la primera y posiblemente la única vez que la reina salga de la colmena, y en un vuelo nupcial se apareará con los zánganos a quienes, una vez acabada la cópula, también debe matar. Desde ese momento y hasta su muerte, la abeja reina no hará otra cosa más que poner huevos, una cantidad enorme, durante todos y cada uno de los días de su larga vida.

Es cierto que a la reina nada le va a faltar, que ni siquiera tendrá que hacer ningún esfuerzo para procurarse el sustento puesto que sus hermanas obreras se encargarán hasta de alimentarla, pero su existencia estará limitada a esa única misión reproductiva que debe cumplir enclaustrada. Las obreras, sin embargo, gozan de una vida sensiblemente más corta, pero a lo largo de ella desempeñarán todas las labores de la colmena, desde cuidar y alimentar a las larvas y limpiar y mantener la colmena, hasta salir al campo a recolectar el polen de las flores para elaborar la miel. Tampoco es que tengan mucha elección, ¿pero qué vida es preferible? ¿La de una obrera, que se consume rápidamente pero habiendo conocido el mundo más allá de los límites de su colmena y de su condición inicial de nodriza o limpiadora, o la de la reina, que se prolonga sin otra cosa que hacer más que parir y parir y seguir pariendo hasta su muerte?

A lo mejor el libreto de esta ópera sólo sea un tonto consuelo de quien sabe que nunca podrá llegar a ser rey y tendrá que seguir luchando día a día para construir su realidad y forjar su porvenir. Pero creo que, si tuviera la opción, me decantaría por seguir siendo el propio artífice de mi destino. Estoy contento de que por mis venas no corra sangre azul. Y si renazco como abeja intentaré ser una obrera.

Germán A. Panarisi