Apoidea

Breve ópera hexagonal

Una princesa… un reino… un destino.

martes, abril 26

sábado, abril 23

Apoidea. Una sinopsis.

La obra representa la tragedia de una reina que incluso desde antes de nacer ya se encuentra predestinada a asumir una misión que no ha elegido, viéndose enclaustrada en su palacio con una vida que, si bien no carece de ningún lujo o privilegio, se limita simplemente a parir para garantizar la continuidad de su linaje y del orden social establecido.

Apoidea es el nombre de la familia de insectos himenópteros a la que pertenecen las abejas y la historia que cuenta la ópera se basa precisamente en lo que de verdad ocurre dentro de la Naturaleza, reconstruyendo y personificando las etapas más importantes y significativas de la vida de una abeja reina, vida que tiene todos los ingredientes de una tragedia.

Nada más nacer la reina debe matar a sus hermanas para acceder al trono. Suena macabro, pero sin embargo la reina no deja de ser una víctima, puesto que no tiene otra alternativa: si ella no mata a sus hermanas serán sus hermanas quienes la maten a ella.

Así comienza la vida de una reina, a la que no le faltará ninguna atención por parte de sus súbditos, pero que se verá abocada a un encierro permanente, pudiendo salir al exterior una sola vez en la vida, cuando le llegue la hora de aparearse en una danza nupcial fruto de la cuál comenzará a parir, sin dejar de hacerlo y sin hacer otra cosa hasta el final de sus días. Y cuando esto ocurra, nada habrá importado, puesto que una de sus hijas ocupará el trono que ella deje vacante y la historia se repetirá así una vez más como lo ha venido haciendo una y otra vez desde el comienzo de los tiempos.

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Acerca del libreto: la Tragedia de una Reina.

Con Apoidea tuve la oportunidad de expresar una idea que siempre me ha rondado en la cabeza: ¿hasta qué punto ocupar el trono de alguno de los reinos que aún persisten en las sociedades occidentales es una suerte y no una condena?

Está claro que los miembros de las familias reales tienen la vida asegurada, gozan de muchos privilegios, inalcanzables para sus súbditos, nunca tendrán ninguna carencia, y todo ello a cambio de... nada. Sólo por el mero hecho de haber nacido. Pero a esto cabe también una segunda lectura. Un príncipe o una princesa, sólo puede aspirar a ser un rey o una reina. Desde que nacen sus destinos ya están preconfigurados, mientras que el resto de los mortales, sin embargo, nacemos con todo por hacer y somos responsables de nuestro destino, el resultado de nuestras decisiones. Luego, podría razonarse que el trono sí tiene un precio y éste no es nada barato, pues se trata ni más ni menos que de la libertad.

Para ilustrar esta idea me pareció adecuado recurrir a la naturaleza, concretamente a los apoideos, familia de insectos a la que pertenecen las abejas. Y es que la vida de una abeja reina tiene todos los ingredientes para una tragedia. A diferencia del resto de sus hermanas obreras, las larvas de las candidatas a reina son alimentadas con jalea real. La primera en nacer debe enfrentarse a la dura misión de asesinar al resto de candidatas al trono, a sus propias hermanas. No tiene elección, es matar o morir, y esa primera acción obligada la convierte en reina. Luego, algún día, llegará el turno de reproducirse para garantizar la continuidad de la colonia. Será la primera y posiblemente la única vez que la reina salga de la colmena, y en un vuelo nupcial se apareará con los zánganos a quienes, una vez acabada la cópula, también debe matar. Desde ese momento y hasta su muerte, la abeja reina no hará otra cosa más que poner huevos, una cantidad enorme, durante todos y cada uno de los días de su larga vida.

Es cierto que a la reina nada le va a faltar, que ni siquiera tendrá que hacer ningún esfuerzo para procurarse el sustento puesto que sus hermanas obreras se encargarán hasta de alimentarla, pero su existencia estará limitada a esa única misión reproductiva que debe cumplir enclaustrada. Las obreras, sin embargo, gozan de una vida sensiblemente más corta, pero a lo largo de ella desempeñarán todas las labores de la colmena, desde cuidar y alimentar a las larvas y limpiar y mantener la colmena, hasta salir al campo a recolectar el polen de las flores para elaborar la miel. Tampoco es que tengan mucha elección, ¿pero qué vida es preferible? ¿La de una obrera, que se consume rápidamente pero habiendo conocido el mundo más allá de los límites de su colmena y de su condición inicial de nodriza o limpiadora, o la de la reina, que se prolonga sin otra cosa que hacer más que parir y parir y seguir pariendo hasta su muerte?

A lo mejor el libreto de esta ópera sólo sea un tonto consuelo de quien sabe que nunca podrá llegar a ser rey y tendrá que seguir luchando día a día para construir su realidad y forjar su porvenir. Pero creo que, si tuviera la opción, me decantaría por seguir siendo el propio artífice de mi destino. Estoy contento de que por mis venas no corra sangre azul. Y si renazco como abeja intentaré ser una obrera.

Germán A. Panarisi

Influencias mexicanas y otros aspectos musicales en Apoidea.

Cuando mi amigo Omar Rojas me pidió escribir una ópera me entusiasmé. La obra formaría parte de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México en República Checa, y se interpretaría junto con su propia ópera corta, "La Llorona". Los requerimientos eran muy precisos: componer una obra corta para mezzosoprano y ensamble de cámara. Yo por mi cuenta también me puse un par de condiciones: que la obra tuviera alguna relación con la muerte, dado que se estrenaría el 2 de noviembre, Día de Muertos en México; y que los músicos jugaran un papel en la historia.

Mi buen amigo (y compañero de piso en ese entonces) Germán Panarisi me propuso la idea de contar la vida de una reina víctima, que se viera obligada a hacer algo terrible – matar a sus hermanas – para ocupar el trono. Esta idea estaba inspirada en la vida de una abeja reina. Tras estudiar las etapas en la vida de este animal la solución para la segunda condición nos vino a la mente: el vuelo nupcial en que la abeja es fecundada sería un danzón nupcial, y los barones (zánganos) serían interpretados por los músicos. Cada uno haría un solo con su instrumento cuando fuera su turno de bailar con la Reina. Y así, tras algunas semanas de largas pláticas alrededor de una cerveza o dos, el guión estaba prácticamente listo.

Finalmente llegaba la hora de componer la música. Pensé que, ya que la obra se interpretaría en un país tan lejano y distinto, sería interesante evocar a México con la música.

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La tragedia de Apoidea narra la vida de una reina cuya posición es envidiada y añorada por todos cuando en realidad se trata, en las propias palabras de la reina, de una 'condena de miel'. En gran medida la fuerza de esta ópera radica en lo universal de la idea, en que 'resuena', en mayor o menor grado, dentro de todos nosotros.

Su música en cambio tiene, por decirlo de una manera, "nombre y apellido": es claramente latinoamericana, y más específicamente, mexicana. Esto se debe a varios factores. Los primeros responsables son los instrumentos que acompañan a la mezzosoprano: un sexteto formado por flauta y clarinete, guitarra, violín, violoncello y percusiones (maracas, güiro, claves, vibráfono). Entre todos ellos se construyen montón de bases rítmicas y combinaciones tímbricas que remiten inmediatamente a nuestra música. Se escucha el violín chillón del son calentano, el rasgueo de la guitarra jarocha, la clave de son, el picoteo del guitarrón mariachi interpretado por el cello, la flauta aguda del mambo… incluso el vuelo nupcial de la abeja reina, en Apoidea se convierte en un guapachoso 'Danzón Nupcial'.

Por ejemplo, 'Introducción' tiene un tema de claro sabor mexicano en flauta y clarinete, el cual es respondido por el violín. Al tiempo acompañan la guitarra contrapunteada por los pizzicatos del cello de lo cual resulta una sesquiáltera, la combinación de compases de 3/4 con 6/8, tan característica de esta música. El vibráfono, por su parte, recuerda a una marimba chiapaneca.

Dentro de la partitura de Apoidea se esconden variadas curiosidades musicales. Hay compases que nos remiten al 'Huapango' de Moncayo, mientras que en otros se hace un guiño al 'Son de la Negra'. El motivo melódico del 'Fratricidio' es una transcripción literal del 'grito' que las abejas reina producen cuando van a luchar entre sí por el poder de la colmena. Este zumbido, un pulso de dos segundos seguido por una serie de zumbidos más cortos (interpretado por la flauta y el clarinete), será nuevamente escuchado en 'Amanecer', con un temperamento más relajado.

Motivos musicales recurrentes sirven de materia prima para la construcción de buena parte de la ópera. Entre ellos, el que podría llamarse el leitmotif de la Reina (una figura seis notas con saltos y bajadas de gran cromatismo) es sin duda el más importante. Su principal aparición es durante 'El Lamento de la Reina', aunque estará presente también, ya sea en voz de la reina o en los instrumentos, en 'El Mar de Calma', el 'Danzón Nupcial' o en la 'Nana', ligeramente modificado.

Los invito pues a escuchar Apoidea, a descubrir todos sus secretos y a dejarse transportar a estas tierras… Haciendo una versión propia del dicho, "oír para creer".

José Miguel Delgado

Acerca de los Creadores

Germán y Jomi frente a la Facultad de Música y Artes Escénicas Janacek de Brno, República Checa, donde tuvo lugar el estreno musical de Apoidea

Desde 2003 Jomi Delgado (Ciudad de México, 1977), quien antes estudió diseño industrial, se ha concentrado en música. Además de ser compositor de música tradicional, electroacústica y para medios audiovisuales, Delgado ha incursionado en el diseño sonoro. La colaboración con artistas de diversas disciplinas es uno de sus principales intereses. Estudió en el Centro de Investigación y Estudios de la Música (CIEM) y tiene una Licenciatura en Composición Musical con distinción por el Trinity College de Londres. En 2010 su pieza orquestal 'Nuevo Canto a México' fue elegida tema musical oficial del Bicentenario de la Independencia de México. www.jomidelgado.com 

Germán A. Panarisi (Argentina, 1981) llegó a España en 1999 con una beca para estudiar Economía en la Universidad Carlos III de Madrid. Compaginó sus estudios con su vocación por el cine ganando con "Buscaminas", su primer guión cinematográfico, el premio del jurado y el del guión más votado en el ‘II certamen Magonia Pictures’ (2002). Fundador de la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos y de la Asociación Cinematográfica de la Universidad Carlos III de Madrid, con esta última participó en varios cortometrajes y en 2003 dirigió su primer proyecto audiovisual: "Sin juicio previo". Acabados sus estudios en Economía comenzó el segundo ciclo de Comunicación Audiovisual. Ha codirigido la adaptación del cuento "La salvación", del escritor argentino Isidoro Blaisten, con la que obtuvo el Primer Premio ArcoirisTV del 'Festival del Cinema Latinoamericano de Trieste' (Italia, 2008). Actualmente compagina su trabajo en el área de Interactivos de Radiotelevisión Española (rtve.es) con la escritura de guiones para cine, televisión y cómic así como la realización de diversos proyectos audiovisuales.